No es un intento de incordiar, y menos a estas horas. Es más bien el desahogo de toda una amalgama de pensamientos.
Si no lo suelto reviento y quién sabe si no soy la única.
A veces tengo la sensación, sea por convencimiento o por educación, que conviene no destacar, no llamar la atención, no resaltar. No despertar las temidas envidias ajenas que de pequeña me decían se trataba de uno de los males más expandidos por el mundo. –“La envidia lleva a algunos seres humanos a hacer cosas tremendamente incoherentes y dañinas”. Ante tal afirmación esconderse y no sonreír a cámara era lo más sabio. Nadie podría verte como “algo envidiable”.
Es absurdo pero hoy pensé en esto. Así en general quizás no lo vean, pero esto es aplicable al “estoy superfeliz pero como la persona con la que podría compartirlo quizás no está en un buen momento no lo entienda, o incluso lo envidie y no le guste”. En primer lugar, ¿qué haces adelantándote a hacer deducciones baratas?, si confías en esa persona como para contarle algo será porque es de confianza, y si lo es, es porque hay mutuo aprecio y nunca te desearía mal. Ahora haz la prueba, si no hay comprensión y alegría por su parte, o un mínimo de interés, creo que queda claro de qué tipo de relación hablamos…
Esa es una. Luego el… hoy no quiero llamar la atención, no quiero que me digan guapa, ni que se fijen en mi como siempre para alterarme con halagos que no encuentran su final o no dejan claro su objetivo. Sé que hoy se trataba de lucirse, de ser objeto de objetivos, pero no sirvo para eso, me siento un póster, un fresco pintado sin ganas, un alguien en “tú sí que vales” al que deben juzgar. Me niego, me negué… luego me arrepentí, pero por dentro no quería participar en ese circo.
Quizás ayer, o mañana hubiese sido un día ideal para lucir mis mejores galas, sentirme guapa, y con ganas de sonreír a los otros. Pero sólo quería gustarle a él, seguir hablando con él y no parar el tiempo para dedicarle la tarde al “MUNDO”. De ahí las pocas ganas, aunque luego verlos a todos haya sido maravilloso, pero llegado el momento de hacer lo que se debía hacer no era lo que quería…
Es curioso cómo la vida te pone delante tus miedos, tus más ignorados temores para que cada día te vayas conociendo un poco más. Ahora quiero probarlo todo de nuevo, preciso aquello que temo para superarlo y sentirme fuerte frente a eso. Inseguridad es sólo una artimaña del organismo para debilitar a las defensas.
Gracias a ti por recordarme que lo de hoy ha sido un simple acto de humildad. Que si no quiero no tengo por qué hacerlo. Que el único que puede juzgar el valor de un anillo es un joyero y no cualquiera. Que hice bien, lograr el objetivo de no destacar por fuera, pero sí por dentro, para ti. Sí. Con eso me vale. Hoy sólo me apetecía haber seguido hablando… y aquella foto, aquella ropa, aquella dejadez y mirada perdida te lo mostrará.
([^_^])
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