Dudas. El miedo ya me saluda cuando nos cruzamos por el pasillo. (El miedo y yo, claro está). No encuento nada.
Buscar es inútil, y más inútil sería perderme. No soy yo. Pero me repito lo que escuché ya mil veces, y me lo he creído. Todo surge por un comportamiento que degenera de bello en transparente. Al menos hacia mí.
Vuelve entonces a repetirse la historia que presiona el botón. Fin. Ya no quedan fuerzas. Ya se va la luz.
Ahora sin luz tengo que encontrarlo todo. Lo que veo me encanta, pero no es real. Seguimos sin luz. Seguimos...
Odio esta esperanza lastimosa. Odio sencillamente el contoneo de una sonrisa sin ojos. Odio odiar. No soy.
Encontrar sin luz no es posible. Pero si apagas la luz... ¿cómo crees que es posible D-mostrar algo?
No disfrazar. No entusiasmar. Vida... sin vivir, sin pensar, sin sentir...y sí, son muchas personas... pero ¿son la vida?.
Ahora tú, ahora ellos... ahora... vida, osea ellos. Maldita rutina de seres normales. Bendita compañía que añoras siempre.
Disfrutar de la vida. Nada es excluyente. Sólo amor real consigue efectos reales. Sólo amor auténtico disipa dudas y miedos.
Pídeme a mi eso. Amor. Con sus pros y sus contras. Sacrificios y rutinas. Que la vida ya vendrá de su mano. Sin miedos. Sin prosas.
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