Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2018

Deprisa, a por la caja de mis sueños

Tenemos las 24 horas del día. Los 365 días del año. Los años que correspondan a acada uno. Todo este tiempo para… para NADA. Acosándonos a diario el tiempo, con sus minutos de obligaciones, de cosas que se esperan de nosotros y de miedo, mucho MIEDO. Vivir deprisa es una de las consecuencias. Casi no hay tiempo para conocerse a uno mismo. Normalmente vivimos todo lo rápido que podemos, porque nos convencen de que el tiempo corre y los objetivos tienen un tiempo limitado. Así un día, cansada de correr, cansada de vivir lo establecido, agotada tumbada boca arriba en la cama y con los ojos clavados en el techo, oscuro, pues es en la noche cuando todo se apaga, cuando queda algo de tiempo para ti. Normalmente estarás cansada, tanto, que no habrá tiempo de nuevo. Pero pronto llega el día, te obligas a vivir unos minutos más; tu libro favorito, tu canción más intrigante, cualquier excusa es buena. Un día te empiezas a escuchar, un día tu mente empieza a buscar ahí donde te quedaste un

En demasía

Motivos varios me llevan aquí de nuevo. No hay síntomas de vejez. No hay miedo en la cartera. No hay sonrisas perpetuas. No hay restos de alquimia contra la pasión. No hay vestigios de un hogar vertiginoso. No hay suficiente silencio que callar. No hay nada de teatro entre las lágrimas. No palabra que calle tanto dolor. No hay dolor que ensucie tanto amor.

Desnudando fantasmas

Me encanta no ser disciplinada. No tener la costumbre de hacer lo que debo hacer porque debo hacerlo, y es que suena a risa el motivo. Por eso de repente estoy aquí escribiendo, con la torpeza de la falta de asiduidad y las ganas de una efímera ilusión. Porque lo hago por pura necesidad y no por obligación. Déjame contarte que ha sido justo en el instante en que tras leer la miserable palabra mágica en un absurdo artículo, cuando ha vuelto como una pesadilla a generarse todo un carrete de película muda dentro de mi cabeza. Entrando por los ojos, recorriendo con violencia y desgarrando todo a su paso a través de mi cabeza, mi cerebro, mis más profundos pensamientos, y saliendo disparadas millones de recreaciones de imágenes inventadas hasta golpear en mi pecho fuertemente sin hallar rendija de salida alguna. Pero ha sido justo en ese instante, en el último y más doloroso golpe en mi pecho, cerca del corazón y dejándome sin respiración cuando ha llegado. Se ha presentado envuelto en