Parece que era ayer cuando mi madre, tendiendo a la repetición incansable, me decía eso de: "come despacio, mastica la comida, así no la disfrutarás, ¿quieres atragantarte?, ¡nadie te la va a robar!"... y cuánta razón tenía..
Ahora, como una metáfora agoniosa, me he propuesto "masticar la vida". Quiero saborearla, disfrutarla, no temer que pueda perderla o que me roben mi tiempo en ella, no, ya no más. Ahora sé que mi vida es mía, que tengo un trocito del pastel de este universo sobre la mesa, y que me pertenece. Lo que haga con él, sólo yo puedo decidirlo.
Daré a probar de mi comida a quien se muestre deseoso y humilde, a quién realmente vea que no me hará maldecirme por un trozo de comida perdido. Ahora sonrío, porque empiezo a encontrar sabores que nunca antes había probado, texturas que me elevan hasta el infinito y cocineros que hacen que todo merezca la pena. No olvidaré las antiguas recetas que tanto me ilusionaron, y otras que tan mal sabían, pues de todas ellas aprendí. Ahora sé lo que quiero, lo que me gusta, lo que me sienta bien.
Quiero seguir masticando la vida, por que sí mamá, así es como más se disfruta, así nunca más me atragantaré.
Ah, sí es un buen símil. Degustando lo más rico, descubriendo nuevos sabores, arrancándose de las encías los trozos que se quedan enquistados... Y la lengua, siempre en movimiento. Tragándose algún sapo y sintiendo la fuerza que dam los alimentos sanos. Estoy seguro, Bokis, que tú te cuidas como te mereces.
ResponderEliminarBienvenida al buffet.