Esa parte de las cosas que no se ve hasta que se abre el envoltorio, caja, botella; en fin, cualquier envase. Esa parte que concentra la mayor parte de valía de algo, aunque mucho empeño se pone en que lo que la envuelve sea tan llamativo que casi nos olvidemos de lo que puede haber dentro, o de si es importante.
El contenido de algo es "su esencia", ¿acaso no es precisamente eso lo importante?. Pero es cierto, llegar a él es complicado, arduo y a veces casi tarea utópica, porque no es "lo fácil", porque no es lo que nos sirve a primera vista. Maldita sea vuestra mente superflua, lo siento, pero ¡qué pena!.
Os tiráis tiempo buscando el mejor producto, el más llamativo, no sé si porque os gusta mirarlo o por el simple placer de fardar de él cual "premio"; pero lo cierto es que con el tiempo os sorprendéis a vosotros mismos descubriendo que aquello no era lo que "buscabais", imbéciles (con perdón... pss...).
En serio, veo tantas veces la misma situación. Creo que algunos olvidaron hasta los modos. Pero creo que no es tan difícil abrir un poco el bote y mirar qué hay dentro. Entonces encontrarás algo sorprendente o decepcionante, pero te habrás ahorrado un tiempo muy valioso. Ese tiempo de escrutinio absurdo y malévolo.
El contenido, la esencia, el "motivo". Eso va más allá. Más allá de muchos ojos... sin contenido.
By Jessik Bokis.
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